CONCEPTUALIZACIÓN DE LA
VEJEZ Y MUERTE
Envejecer es la
creciente incapacidad del cuerpo de una persona de
mantenerse por sí solo y realizar las cosas que hacía antes. El
resultado es que con el paso del tiempo aumenta la probabilidad de fallecimiento, la vejez viene acompañada de un sin número
de cambios tanto físicos como intelectuales, desde el punto de vista biológico
el organismo humano llega a un punto de máximo crecimiento y maduración, a
partir del cual involuciona paulatinamente hasta culminar su existencia con la
muerte. Los cambios orgánicos en la fase
involutiva de la vida, generalmente se describen como degeneramiento o envejecimiento,
y se notan en la fisonomía con la pérdida del cabello, deterioro dental, arrugamiento
de la piel, enconcha-miento postural, disminución de la talla, reducción de las
habilidades motoras; y en la parte fisiológica con el deterioro de funciones
digestivas, irrigadoras, sexuales, locomotivas y perceptivas. Es muy difícil determinar cuáles son los
cambios que se relacionan con el envejecimiento y cuales dependen del estilo de
vida que haya llevado cada individuo.
Varios órganos pueden sufrir daños en un grado mucho mayor que el
causado por el envejecimiento, como el caso de las personas que llevan un
estilo de vida sedentario, una dieta inadecuada, que fuman y abusan del alcohol
y de las drogas.
Muy relacionado con la
vejez, se encuentran las distintas enfermedades, cuyo padecimiento no es
exclusivo de esta fase, pero sin duda dado el carácter degenerativo de lo
orgánico, ofrece mejores condiciones de emergencia y mayores posibilidades de perjuicio. Algunas de las enfermedades relacionadas con
la vejez son: Arteriosclerosis, cáncer, cirrosis hepática,
depresión, ansiedad, demencia entre otras.
La vejez no es una enfermedad: es un estado de graduales cambios
degenerativos, de lento desgaste, pero no es una enfermedad ni tiene que venir
acompañada de dolores ni angustias. Hay enfermedades propias de la vejez, lo
mismo que hay enfermedades propias de la infancia; pero eso no quiere decir que la infancia sea una enfermedad, como
tampoco es la vejez.
En el proceso de envejecer ocurren cambios progresivos en las células, en los tejidos, en los órganos y en el
organismo total. Es la ley de la naturaleza que todas las cosas vivan cambian con el tiempo, tanto en estructura como en función. El envejecimiento empieza
con la concepción y termina con la muerte. La gerontología se interesa
principalmente en los cambios que ocurren entre el logro de la madurez y la
muerte del individuo, así como en los factores que influyen en estos cambios
progresivos.
Se hace extremadamente difícil señalar cuándo comienza la vejez. Esto se
debe a las numerosas diferencias individuales que existen en el proceso de
envejecer. No solamente hay variaciones entre individuos, sino también entre
distintos sistemas de órganos. Orgánicamente
hablando, el individuo en cualquier edad es el resultado de los procesos de
acumulación y destrucción de células, que ocurren simultáneamente.
Finalmente, de una manera inexorable, unos antes y otros después, viene
la declinación general. El individuo acaba retrayéndose de las actividades.
Depende mucho de los que le rodean. Si las relaciones con otros son tirantes,
el anciano busca el aislamiento y la soledad. El temperamento puede tomarse
agrio. Surge en muchos casos la mala salud física. Los ingresos económicos pueden ser insuficientes. Hay una
multitud de problemas de índole social y psicológica que cae sobre el anciano y
sus familiares, la situación no es fácil para la persona vieja ni para sus
relacionados. El anciano no quiere construir un estorbo. Para los familiares,
el hecho de tener la responsabilidad de personas mayores constituye
un serio impedimento en el disfrute de sus afanes de vida y en la realización
de sus proyectos y aspiraciones.
En la vejez es muy difícil separar las incapacidades de índole física de
los efectos desintegrantes de conflictos que, por ser prolongados y
arduos, dejan una huella psíquica profunda en el individuo. El proceso de
envejecer abarca toda la personalidad. El deterioro en la vejez no es sólo en
la estructura, sino también en la función y, por tanto, un resultado de las
tensiones emocionales.
Viejo es aquel que ha llegado a su horizonte. Quien se
estanca, ha envejecido. Esto no significa que se pase por alto el hecho
irrefutable de los años. Se envejece porque transcurre el tiempo por encima de
cada persona. Pero también se envejece porque se permite que el tiempo corra
por encima de cada una sin aprovecharlo como se debe. Y el tiempo siempre debe
aprovecharse de una manera o de otra. Hay quien se sienta a esperar la muerte
sentado en un sillón o acostado en una cama, sin haber razón alguna para tales
poses fatalistas. En casi todas las etapas de la vida, incluyendo la vejez, se
podría dar más de lo que se ha dado.
Al llegar a la vejez uno de los grandes temores es la
muerte la cual puede ser desconocida, pero la separación y la
pérdida son una áspera realidad tanto para quienes deben irse como para quienes
se queda. Se deja atrás toda una vida de pensamientos, sentimientos y
relaciones cuando finalmente nos despedimos. En las últimas etapas de la vida
salen a la superficie los sentimientos mutuos y la experiencia originada por la
separación.
Puede haber ansiedad y desesperación ó puede haber un nuevo sentimiento
de intimidad y realización, incluso la muerte, para la que se cree estar
preparados, puede hacer que la persona se sienta vacía y sacudida cuando
sucede. Si se supone que todas las personas mayores están "listas"
para morir, entonces, algunas veces, puede pasar que su pérdida no afectará
mucho a sus sobrevivientes. De acuerdo con esto, es poco, en la forma de apoyo
social, lo que pueda ofrecer durante el tiempo que duran las consecuencias
psicológicas de la pérdida.
VALOR DE LA VEJEZ Y MUERTE
PARA LA PSICOLOGÍA
El psicólogo ha pasado a tener un papel
relevante en la intervención con las personas mayores desde esta perspectiva
del envejecimiento como una etapa evolutiva especialmente importante en el que
la calidad de vida se ve especialmente amenazada. El objetivo es ayudar en este
proceso adaptativo tanto con intervenciones sobre el propio sujeto como con su
entorno familiar o de convivencia.
Los servicios a los que el psicólogo se
incorpora con mayor frecuencia son los servicios especializados como las
residencias geriátricas, centros de día, hogares, etc., aunque cada vez van
apareciendo con mayor fuerza programas desde la atención primaria y los
enfoques más preventivos. En el ámbito de los servicios sociales la Ayuda a
Domicilio es uno de los programas cuyo destinatario principal es este sector de
edad. En esos casos el psicólogo evalúa la situación de cada caso junto a otros
profesionales para valorar la situación de necesidad y el tipo de prestación a
desarrollar. Un objetivo específico muy importante en este programa lo constituye en la
actualidad la intervención de apoyo a cuidadores de enfermos con demencias y en
especial la ayuda a familiares cuidadores de enfermos de Alzheimer.
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